Llega el clásico y con él, el primer gran test mediático para dos entrenadores que acaban de llegar. Del resultado del partido de mañana dependerá mucho la confianza y tranquilidad con la que podrán trabajar los próximos meses ambos técnicos. Y es que, si por algo se caracterizan estos partidos, es por el peso anímico que tienen en la afición y en el ambiente alrededor de ambas plantillas.¿Cómo llegan al partido?
Al Madrid parece que le coge en un buen momento, mucho peor hubiese sido hace una semana cuando las dudas flotaban inquietas alrededor del entorno madridista. El partido del Málaga -quizás el mas convincente de la temporada- y el de la Juve han servido para disipar algunas dudas y mitigar otras. De todas formas, el equipo sigue estando a media cocción, la presión no es coordinada y el Madrid no roba balones. Cuando digo no roba balones, es literal, no meten el pie para robar y, como consecuencia directa, no roban (debilidad que potenciará la gran virtud de su rival). Los rivales tocan con una comodidad pasmosa ante un equipo que a ratos se hace muy largo en la presión y genera demasiados espacios entre lineas. Cuando más cómodo se siente este Real Madrid de Ancelotti es cuando presiona en campo contrario, con más corazón que cabeza en muchos momentos, pero está por ver que el técnico italiano se atreva con ello en el Camp Nou.
Y de atrevimientos va la cosa. El Madrid ha sido mejor con Illarra más dos laterales largos (Marcelo y Carvajal), realmente sería toda una declaración de intenciones y quizás una buena solución contra Neymar, hacerle trabajar en defensa con Carvajal. La otra gran incógnita es Bale. Ancelloti dijo que estaba listo para ser titular, quizás jugó al despiste o quizás no. Parece difícil que Bale entre en el once a no ser que Carlo nos sorprenda a todos y juegue con Cristiano, Bale y Di Maria.
El Barcelona llega en el final de su peor semana de la temporada en la que ha firmado dos empates que emborronan ligeramente la inmaculada cuenta de este inicio de campaña. El equipo ha sido desde que empezara la Liga muy solvente, sobre todo eso, solvente. El Tata ha ido introduciendo en el esquema pequeños matices como el cambio de juego central-extremo que han ido dándole al equipo su toque personal. El Barça toca como siempre, presiona tras pérdida como siempre,y aunque parece haber perdido la frescura en el toque de sus mejores épocas, ha ganado a Neymar. El brasileño se ha adaptado volando a la competición y ya nadie duda. Ha tirado del equipo en ausencia de Messi y es una amenaza constante para las defensas rivales, su cabeza genera patrones distintos a los de la demás gente y todo lo que piensa sus pies lo hacen, es una delicia verlo y un horror sufrirlo.
Los problemas del equipo azulgrana están atrás. Mascherano no es central y aunque es increíblemente bueno en el achique en campo contrario y en el cambio de orientación (dos requisitos para ser central en el Barsa), sufre mucho en campo propio. Los centros laterales son un suplicio para el equipo del Tata que, con los laterales bajos y Masche no consiguen imponerse al ataque contrario en estos lances. El repliegue tampoco está siendo bueno, Busquets se queda muy solo con demasiada frecuencia ante salidas en clara superioridad del equipo rival, y esta es la otra gran vía para hacerle daño al Barsa (debilidad que coincide con una gran virtud, al menos de estos últimos años, de su rival).
Cristiano y Messi, Messi y Cristiano. Todo se ha dicho y se seguirá diciendo hasta que no queden palabras, determinantes, insaciables, líderes. Su competencia les ha forzado a mejorar cada día, a batir cada récord, a llegar a un nivel goleador que nunca antes se había visto en el fútbol, y así llegan al clásico. Si sus equipos son tan solventes es por ellos, sin Messi y Cristiano no existen, ni de lejos, ligas de 100 puntos. Mañana un duelo más para la historia que les recordará en un puesto destacado entre los mejores.