Volvían los partidos de clubes después del parón por los encuentros de selecciones y se presentaba un interesante derbi en la ciudad de Liverpool con los dos equipos en la zona noble de la clasificación. Ambos equipos están realizando una gran primera parte de la temporada gracias al buen gusto futbolístico de sus respectivos entrenadores al tener como primera idea el fútbol asociativo.
En el partido existieron muchas diferencias con respecto a ambas partes. En la primera, hubo muchas fases del partido donde el Everton fue el dominador del balón pero no conseguía crear demasiado peligro haciendo que su superioridad en la posesión fuese estéril. Tanto Coleman como Baines, habituales laterales con mucho recorrido y llegada ofensiva, apenas se incorporan al ataque y no ofrecieron al equipo de Roberto Martínez la profundidad que normalmente aportan.
Por su parte, el Liverpool se aprovechó en la primera mitad de adelantarse muy pronto en el marcador y de un sensacional libre directo de su estrella Luis Suárez que volvía a poner a su equipo por delante tras el empate del Everton. Y así se fueron ambos equipos al descanso, quizá un premio algo excesivo y fruto de la gran efectividad del equipo red.
La segunda parte fue muy diferente y en el minuto 50, la lesión de Baines provocó un cambio bastante ofensivo de "Bob" Martínez dando entrada a Deulofeu y pasando Barry a ocupar el lateral izquierdo. Este cambio hizo que el partido se volviese loco y que se sucediesen las múltiples ocasiones en ambas áreas. Únicamente la poca efectividad de cara a gol en ambos ataques nos privó de un marcador mucho más abultado.
Finalmente, reparto de puntos en un partido que pudo ganar cualquiera y que nos dejó unos últimos minutos de infarto con momentos que hacen vibrar al espectador. Seguro que ambos entrenadores no saldrán muy contentos en cuanto al aspecto defensivo, ya que cinco de los seis goles se marcaron por medio de jugadas a balón parado.