domingo, 27 de abril de 2014

La evolución del Rayo

La evolución del Rayo, el mérito de Paco Jemez. El carismático entrenador del equipo franjirrojo estuvo muy cerca de condenar a su equipo esta temporada. Su total confianza en el modelo que tan buenos resultados le había remitido el año anterior le impedían dotar a su equipo de herramientas para competir en una liga en la que los errores se pagan con derrotas. Los rivales conocían la devoción del Rayo por la salida en corto y simplemente se dedicaron, durante la primera parte de la temporada, a esperar el fallo del equipo de Jemez. Este siempre llegaba y el rival se llevaba los tres puntos dejando con "cara de tonto" a los jugadores del Rayo.

La situación se fue enquistando, los resultados robaron la confianza a los jugadores hasta el punto en el que el único loco que parecía seguir confiando ciegamente en el modelo era el entrenador. Entonces todo cambió. Jemez se dio cuenta de que el problema no era el modelo, simplemente necesitaba ofrecer a sus jugadores una herramienta para competir y recuperar la confianza en su juego. El modelo era el adecuado, solo se había equivocado de ruta. 

Las principales novedades se introdujeron en salida de pelota. Muchos equipos habían aprendido la lección: contra el rayo dejas salir en corto presionas las recepciones de los medios, obligas a salir a los centrales y esperas el fallo. La pieza central del cambio fue Larrivey, un delantero fuerte capaz de bajar balones en largo y dejarlos de cara para que los centrocampistas del Rayo empezasen a jugar de frente y en campo contrario. El Rayo enriquecía así su juego y eliminaba de un plumazo su mayor deficit competitivo, las perdidas en campo propio. Si el rival presiona arriba, buscan salida en largo con Larrivey y juegan a tenerla, como siempre, a partir de la segunda jugada. Si el equipo contrario decide replegar para protegerse de esa salida en largo, los centrales se abren, los laterales suben mucho, Larrivey fija los centrales contrarios y el Rayo empieza a generar superioridades en el centro del campo para trasladar poco a poco el balón hacia sus extremos en situación ventajosa para encarar.

El cambio de Jemez fue mínimo pero tremendamente acertado y sus jugadores se lo agradecieron en forma de competitividad y resultados. El número de goles en contra cayó drásticamente y a partir de la confianza de los resultados el fútbol volvió a florecer en Vallecas.



viernes, 11 de abril de 2014

En defensa del Tata

Lo fácil ahora es atacar al Argentino. Decir que el Cholo le superó y que no es entrenador para el Barça es lo que toca. Sin embargo creo que la situación merece ser contextualizada para poder realizar un buen juicio. El Cholo es un gran estratega, está sacando un rendimiento infinito de una plantilla correcta y lo está haciendo transmitiendo una sensación de empatía tremenda. El Atlético fue mejor y pasó con merecimiento, pero creo que es justo hacer un análisis táctico del partido del Barça y en particular del planteamiento del Tata para intentar razonar sus "porques".

El punto mas caliente hoy en cualquier tertulia futbolística es el mal partido de Messi y las palabras del Tata en rueda de prensa acerca del astro argentino en las que afirmaba que no consideraban prudente que Messi tuviese excesiva participación. ¿Por qué? Bien, en todos los enfrentamientos previos Messi había ocupado su posición habitual en el centro del ataque blaugrana y no había conseguido brillar en ninguno de ellos. El Cholo, al igual que Ancelloti, y al igual que cualquier entrenador que no desee tentar demasiado a la suerte, decidió comprimir mucho el espacio entre centrales y medios para enjaular a Messi en cuanto recibiera. La calidad defensiva de los jugadores Atléticos hacía el resto. Y Messi ante esa tesitura, aburrido de verse rodeado de tres y cuatro rivales bajaba hacia zonas inocuas donde ofrecía apoyos que no inquietaban en nada al meta rival. 

El Tata consideró que el partido lo ganaría Messi y por eso decidió escorarlo a la derecha y condenarlo a participar poco en el juego. La idea es simple: atraes en la izquierda y ganas en la derecha. Dejas a tu mejor carta para ganar el partido, como matador. Asumes que el resto de tus jugadores son mejores que los rivales y que generarán suficientes ventajas para que tu AS gane la partida desde el lado débil, en ventaja. En eso si se equivocó el Tata, subestimó a sus jugadores o éstos no le respondieron como el esperaba. Como fuese, ahí se perdió la eliminatoria. El técnico argentino eligió a Neymar como señuelo, más exactamente al triángulo Neymar, Iniesta, Alba. Su misión era girar al Atlético hacia el costado izquierdo, generar el suficiente peligro para atraer a mas defensores de los necesarios. Una vez girado el Atlético, aparecen Busi y Cesc, un apoyo por detrás y otro por delante, dos apoyos seguros para hacer llegar el balón a Xavi, quien a su vez sería el encargado de poner a Messi en ventaja uno contra uno o uno contra dos que para Messi también es ventaja.

Todo sale mal aunque realmente el planteamiento tiene mucho sentido. Si consigues llevar el balón a Messi en ventaja has ganado, seguro. Pero no lo consiguieron. En los primeros veinte minutos la intensidad del Atlético sorprendió a un Busquets muy lento que perdía de cara a su portería y a una defensa que no estuvo a la altura de la eliminatoria. El Atlético con poco mas que intensidad pudo sentenciar. A partir del gol se enfrió todo, el Atlético replegó y el sistema de ayudas defensivas del Cholo empezó a funcionar a pleno rendimiento. En la izquierda Neymar no generaba sensación de urgencia en la defensa atlética e Iniesta no lograba zafarse de la marca de Gabi y cuando lo hacía la ayuda de Thiago era perfecta. Para mas inri, cuando generaban alguna ventaja no encontraban el apoyo seguro, Busquets estuvo muy lento todo el partido y Cesc completamente superado por Miranda. Al final el Barça se cansó, perdió el orden, olvidó el planteamiento y murió sin crear apenas peligro y con Messi en el centro.